Volviendo extraño lo conocido: el poder de las analogías
La creatividad florece cuando logramos ver un problema desde un ángulo inesperado. En la entrada anterior hablamos de cómo la sinéctica nos ayuda a entrenar nuestra mente para explorar nuevas perspectivas. Hoy profundizaremos en una herramienta fundamental de esta técnica: las analogías. A través de comparaciones aparentemente sencillas, podemos desbloquear formas completamente nuevas de pensar y solucionar problemas.
Las analogías no solo son útiles para resolver desafíos; también ejercitan nuestra mente, permitiéndonos desarrollar una visión más amplia y flexible del mundo. Como dijo el químico August Kekulé, quien descubrió la estructura del benceno gracias a una analogía fantástica: «Los sueños son, a menudo, las respuestas a preguntas que aún no hemos formulado.»
Las cuatro formas de analogías
Para volver extraño lo conocido y activar nuestra creatividad, podemos utilizar estas cuatro formas de analogías:
- Analogía personal: Nos identificamos directamente con los elementos del problema. Es decir, nos ponemos en el lugar del objeto o situación para comprenderlo desde adentro.
Ejemplo: Kekulé se imaginó siendo una serpiente que se mordía la cola, lo que lo llevó a concebir la estructura en anillo de la molécula de benceno. - Analogía directa: Comparamos el problema con hechos paralelos, conocimientos previos o tecnologías existentes.
Ejemplo: Alexander Graham Bell comparó los huesos del oído humano con una membrana, lo que inspiró su diseño del teléfono. - Analogía simbólica: Utilizamos imágenes o metáforas estéticamente satisfactorias para describir el problema. Estas pueden no ser técnicamente exactas, pero nos ayudan a explorar nuevas posibilidades.
Ejemplo: Definir la amistad como «dos almas caminando juntas bajo un mismo cielo.» - Analogía fantástica: Imaginamos soluciones imposibles o mágicas, liberándonos de las restricciones de la realidad. Estas ideas, aunque inalcanzables, pueden inspirar innovaciones reales.
Ejemplo: Crear una figura fantástica que represente el espíritu de las fiestas de una ciudad.
Cómo aplicar las analogías
Estas herramientas son increíblemente versátiles y pueden ser utilizadas tanto en el ámbito personal como profesional. Aquí tienes algunos ejercicios prácticos para ponerlas en acción:
- Analogía personal: Imagina que eres el producto que quieres diseñar. ¿Cómo interactuarías con los usuarios?
- Analogía directa: Si estás resolviendo un problema de transporte, pregúntate cómo lo resolvería la naturaleza (como las hormigas en sus sistemas de túneles).
- Analogía simbólica: Responde con una metáfora a una pregunta compleja, como «¿Qué significa el éxito para ti?»
- Analogía fantástica: Si pudieras resolver el problema con magia, ¿qué harías? Luego, busca cómo aplicar esa solución en la realidad.
Ejercicio práctico
Para experimentar el poder de las analogías, intenta este ejercicio:
- Define un problema: Puede ser algo sencillo, como encontrar una nueva forma de organizar tu espacio de trabajo, o algo más complejo, como desarrollar un producto innovador.
- Selecciona una analogía: Personal, directa, simbólica o fantástica.
- Explora: Dedica unos minutos a conectar el problema con la analogía elegida. Escribe todas las ideas que se te ocurran, sin juzgarlas.
- Refina: Revisa tus notas y selecciona las ideas más interesantes o prometedoras para desarrollarlas.
Reflexión final
Las analogías son puentes entre lo conocido y lo desconocido, y nos invitan a explorar nuevas formas de pensar y crear. Al usarlas, no solo resolvemos problemas, sino que también entrenamos nuestra mente para ser más flexible y abierta a lo inesperado.
Entonces, ¿qué analogía vas a utilizar hoy? Recuerda: la creatividad no es un destino, sino un camino que se construye con cada pequeño paso.
Fuentes
- Ejemplo de August Kekulé tomado de la historia de la química orgánica.


